Entrar a la formación de Sexualidad Somática fue un gran salto en mi vida que marcó un antes y un después.
Encontré un lugar seguro en el que dejarme ver y donde poder explorar mis anhelos más profundos así como mis necesidades desde un lugar contenido, cuidado, respetuoso y muy pedagógico.
El trabajo Corporal, Somático y Sexual se ha convertido en la llave principal hacia mi propio autoconocimiento, ayudándome a integrar la naturaleza de lo que somos en totalidad, disolviendo viejos patrones y creencias que limitaban mi desarrollo personal y un fuerte impulso hacia el reconocimiento auténtico de lo que soy, que siento y ¡cómo lo puedo expresar!
Me ha ayudado a desgenitalizar mi sexualidad y a hacerme consciente de cuantas ideas, tabús y limitaciones aún tenemos hoy en día.
También he podido añadir herramientas para acompañar a mis clientes en el campo de la sexualidad somática y sobre todo crecer en actitud de presencia y escucha corporal.
Los docentes, Peter, Mario y Asun que me han acompañado, a mí y al grupo, durante esta travesía son excelentes profesionales y lo que valoro más, de una cualidad humana extraordinaria.
En mi caso, he pasado de vivir de una forma difícil, por no decir traumática, una parte de mi trabajo como masajista y terapeuta, a vivirlo de otra forma mucho más segura y natural, siempre desde la profesionalidad, la conciencia y el respeto mutuo, valores muy presentes durante la formación.
Es una formación muy práctica, interesante y amena que ofrece mucho espacio para la propia expresión y creatividad personal y compartida, lo cual he disfrutado intensamente.
Inicié el curso de sexualidad somática con una clara intención de dedicarme a ello laboralmente en un futuro cercano. Y lo que me encontré es un cambio radical en mi vida, un antes y un después. Supuso un trabajo personal y emocional brutal, duro y bello. Un viaje hacia mi interior desde la propia piel. Un viaje individual en el que afortunadamente jamás estuve sola, porque me encontré con una gran familia de amigos, compañeros, espejos y tutores con los que siempre tuve la suerte de contar.
Sobre el curso en si, me resultó muy práctico y didáctico. Un curso muy bien elaborado, donde se percibe el amor y dedicación con el que se ha creado.
«Son tantas cosas a destacar de la formación en sexualidad somática. Una que en este momento se me pone en relieve es el minucioso trabajo de conciencia corporal: la atención a la lentitud, a la respiración, llevando la atención al cuerpo, poniendo conciencia paso a paso a lo que siente, a lo que esa sensación provoca en mí. Ello me ha facilitado el irme encarnando. Regresar a mi cuerpo y habitarlo me permite identificar y validar más fácilmente mis necesidades, qué es aquello que me gusta o me facilita, qué es aquello que me dificulta o que no quiero. Desde ahí puedo relacionarme de una forma más clara, atenta y amorosa, con mi sexualidad en contacto y relación conmigo y en contacto y relación con el otro.»
La sensación después de cada fin de semana es la de una totalidad más profundamente adquirida.
El grupo ofrece un gran apoyo y los facilitadores son excelentes para ayudarnos a salir de nuestras zonas de confort, al tiempo que crean un entorno muy acogedor y seguro.»